divendres, 16 de novembre del 2018

Cuento "CELIA Y EL CIRCO"

Pixabay-Ckirner

El circo ha llegado esta mañana
con su carpa gigante y su larga caravana.

Celia ve los carteles pegados en las paredes,
¡Con todos ustedes, el gran circo Mercedes!

Celia, de la mano de su padre,
ve que hay una función esta tarde.

“Papá, ¿me vas a llevar, verdad?
si no voy, me pondré a llorar”.

Su padre no la está escuchando,
está de espaldas y sigue caminando.

Pero Celia tiene mucha curiosidad.
No se aguanta y se va a investigar.

Al llegar al descampado se queda boquiabierta:
ahí está gente del circo, ¡sólo para ella!

El malabarista practica con las pelotas
y el payaso se está anudando las botas.

La bailarina gira y hace un plié,
y el equilibrista ¡práctica sin red!

Celia está tan emocionada
que no se entera de nada.

No escucha al payaso decir:
“¡Ey! ¿Por qué no vienes aquí?”

Celia está nerviosa y se acerca tímidamente.
Con la cara roja saluda a toda esa gente.

La bailarina le dice: “No temas, acércate más…
¿Quieres venir conmigo a bailar?”

Celia está muy feliz y muy ansiosa
jugando, cantando y hasta ¡en la cuerda floja!

Tanto está riendo y disfrutando,
que no ve que su padre la está buscando.

“¡Celia, por favor! Qué susto me has dado. ¡Pensaba que te habían raptado!”

“No papá, estaba con la gente del circo.
¡Nos hemos hecho muy buenos amigos!”

La niña se despide y promete volver:
“¡Esta misma tarde, aquí estaré!”.

Por la noche sueña con su actuación:
“Ya tengo claro qué seré de mayor”.

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