dilluns, 13 d’agost del 2018

Y el Goya es para... (microrelato I)

Y EL GOYA ES PARA
A ella le desconcertaron los resultados cuando abrió el sobre. Esperaba ver el nombre de alguna de las nominadas al Goya a la mejor actriz. En lugar de ello, se encontró con tres frases que paralizaron su mundo. Levantó la vista del papel y vio al público entregado y expectante.
Su ojos dieron directamente con los de su marido, que le hizo un gesto de ánimo con la cabeza.
Buscó a Hugo Ivars, el actor adolescente del momento, pero no lo encontró entre la maraña de rostros que estaban fijos en ella. Miró a su compañera que sonrió nerviosamente mientras fruncía levemente su expresión en busca de alguna explicación. Mariona empezó a sudar. El corazón golpeaba su pecho a un ritmo frenético. “¿Qué hago ahora? ¿Cómo salgo de esta?”
El contenido del sobre no podía verlo nadie bajo ninguna circunstancia y ella no podía improvisar porque no sabía quién era la ganadora. Empezaban a oírse murmullos y su compañera le tendió la mano ofreciéndose a leer ella los resultados. “¿Qué puede ser más
humillante?” En un arrebato de locura, rompió la tarjeta en pedacitos, se metió unos cuantos en la boca y empezó a masticar. El público exclamó, llevándose las manos a la boca. Algunos reían y sacaban los móviles para inmortalizar el “momentazo”. Dos muchachos de la
organización salieron al escenario y la acompañaron al backstage. El director de la gala apareció apartando a gente y gritando “¡Mariona! , ¿qué ha pasado?” Ella aún masticaba.
Agachó la cabeza pensando que por nada del mundo entregaría aquella nota firmada por Hugo Ivars en la que decía “No me arrepiento de lo de anoche. ¡Te necesito!, ¿Ves cómo puedo llegar a ser un romanticón ;)”.

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